domingo, 10 de julio de 2016

La cena

Últimamente, y por razones variopintas, he vuelto a pasar varias veces por delante de la librería el Buscón, y llevaba un tiempo pensando en entrar a comprar un libro de fotografías antiguas del barrio de Prosperidad que tienen en el escaparate de forma casi permanente.Tan permanentemente que no veía la urgencia y siempre lo dejaba para la próxima y nunca acababa de entrar.  La última vez que lo debí hacer fue en la época en que vivíamos cerca de la tienda para hacerme con  "No hay bestia tan feroz" de Edward Bunker - que me gustó mucho por cierto - y que acabo de mirar que se editó en el ya lejano 2009.
Hace un par de jueves, con los billetes ya impresos, las lecturas de verano sin decidir y la maleta vacía refunfuñando en el altillo del armario, volví a caer cerca del Buscón. Esta es la mía, pensé. Voy a intentar una aproximación radical para elegir la siguiente lectura. Preguntar a un librero.
Bajo su gorro de paja blanco y un aire un poco Fernando Colomo mediterráneo el librero me saludó quedamente y me dejó moverme con libertad. Paseé por la tienda un buen rato incluyendo la mesa sobre la que se anunciaban las  "Recomendaciones para el verano", entre los que estaban las ediciones de bolsillo de "El Adversario" de Carrère y "Nos vemos allá arriba" de Lamaitre. Esto pinta bien, pensé. Pero si quería una recomendación personalizada tendría que darle alguna pista de mis gustos. Aunque fuese sutil. Los libreros no son tan adivinos. Me dirigí hacia el mostrador.

- Buenas. Quería el libro de fotos de Prosperidad - tienen varias copias cerca de la caja, como los chicles en el súper. El librero toma una y lo mete en una bolsa. Mientras tanto pregunto- ¿Tiene una copia de Pedro Páramo en bolsillo?

Un giro un tanto inesperado lo sé. Pero durante mi (largo) paseo por delante de las estanterías recordé que tenía esta lectura pendiente y el verano me pareció buena ocasión. Además, esta información le podría ser útil al librero de alguna forma. Caminamos juntos hasta la sección de narrativa en español y , golpe de suerte, queda un último ejemplar. En la ruta de vuelta a la caja rodeamos la mesa de "Recomendaciones del verano"

- ¿Me podría recomendar otro libro para las vacaciones? - atraigo su atención ligeramente hacia los libros de la mesa - Me he leído éste y éste otro de aquí.

- El Adversario. Acojona ¿eh? - asiento. Esto pinta bien - Déjame pensar - vuelve sobre sus pasos hasta un expositor giratorio.

- Prefiero bolsillo - le recuerdo. No dice nada. Creo que me va calando.

- ¿Te has leído este? - miro la portada y le digo que no.

A pesar de que sé que le voy a llevar si o si, me tomo el tiempo de leer la contraportada. Me viene a la cabeza el argumento de "Un Dios Salvaje". Sigo leyendo. Mejor libro holandés 2009. No creo que lo comprase en circunstancias normales. Pero es el elegido.





Y el librero acertó. El libro me dejó poso y estuve rumiándolo días después de terminarlo. He leído varios posts que se quejan de que el argumento tiene giros tramposos, para hacernos cambiar de golpe la percepción de quién es el bueno y quién es el malo. Pero es literatura de ficción - menos el trasfondo de crítica feroz de la sociedad europea actual que sale de las tripas y me parece muy real.  Yo me relajé y disfruté mucho. El protagonista por cierto sería el equivalente holandés del hermano de nuestro Pedro Sánchez - descubro al hilo de esto que el líder del PSOE tiene un hermano interesantísimo.

Ya me advirtió el librero con una frase que dió por terminado nuestro intercambio. " Cuidado. No hace concesiones"

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